domingo, 16 de setiembre de 2007

Homo Dificultatiums o um extremus modus vivendi

Fue un treinta y algo más que un solitario UNO del mes abril, aquellos días andaba inventando un riguroso plan, cuyo propósito tenga el objeto de sostener mi aparente situación; ese plan consistía en sobrevivir, lo de aparente fue siempre una constante y lo de las situaciones, sólo se que fueron cada ves más adversas. Estaba convencido que para vivir por aquel entonces, había que ser un mal nacido, así es que esto de la sobrevivencia no era tan ruin como lo comentan los diccionarios, eso si más bien, es aconsejable hacerlo siempre con elegancia, entiendase esta palabra como un Ser proporcionado, y es que ante una acción implacable o absurda, es la elegancia la mejor arma que te hace volátil, te desvanece sin dejar huella, ni tiempo para preguntas, ni respuestas; sin embargo saberla aplicar en extremus, seguirá siendo un peligro; aveces pienso si aquel gran amor mereció salir de mis días con tal perversa elegancia o si aquella existencia se vio rescatada de la cloaca por la simple alución a dicha elegancia; lo cierto es que en supuestos cotidianos, ésta da como resultado, una existencia felizmente anónima* si no fuese con ayuda de ese toque de magia que sin duda le dio la elegancia o el ser proporcionado.
Es verdad esos tiempos, no permitían existir si no fuese entre sollozos, que fueron puramente de sobrevivencia, de supervivencia, del estado catatónico de languidecer ante la opulencia, esto estaba lejos de ser un cumplido hacia la filosofía de Lao -Tsé, aquel profeta del desapego y la tranquilidad, lo de aquella temporada más bien era la mezcla extraña entre la simpleza de tomar un sorbo del escaso aire, indispensable para dicho menester, aire aún no subvencionado por el estado, ni de condición irrestricta ha un previo empadronamiento municipal, tan solo aire de ese que va contaminado, aire para mi sobrevivencia y aquella combinanción sutil de la elegancia de sentirse satisfecho con lo minimus que es maximus; sea con lo que fuese o en todo caso con lo que tuviese: deficientes partículas de oxigeno y abundante CO2, una mañana de invierno supe que por fin era intoxicada mi salud, mis buenos modales, mi costumbres burguesas y esa estrecha insensatez de despertar con soluciones. Algun tiempo despúes, ya contaminado en un lugar de la mancha mi sobre que significa estar por encima, más allá de la vivencia, simplemente estaba super vivida y seguro que en alguna temporada tambien agitada, seguro que logroré extrañarla.

viernes, 14 de setiembre de 2007

El extraño caso de Mr.Green y el Dr.Blur

Nadie supo como había llegado hasta allí, estaba en blanco; cuando le pregunté sobre el incidente, estirando su brazo hacía el horizonte sólo me decía que todo era veeeeeerde para después de un instante volver a repetir veeeeerde...
De esa combinación fue que el color amarillo entro en mis días, ya después vinieron los demás.
Una tarde me contaron de su suicidio y de como el rojo ámbar hizo su aparición, conforme iba oscureciendo y el azul combinando, llego al instante eterno, allí donde todo es negro.

"He despertado como de costumbre en una habitación trastocada por el olvido, más allá habitantes ajenos comentando sus proezas, pensé en llamarla pero no tenia sentido, el móvil no tenia cobertura para acariciarme con esas frases entrecortadas, así que dije mejor voy a buscarla, removí mi desorden y solo logre encontrar la única dirección... el olvido.
Como no había fruta, preparé un jugo de verduras, unas tostadas y salí en cuanto pude de casa, esa solitud me aterraba.
Conducí a toda prisa, hice varias paradas en calles desiertas, observe a una mujer que tenía una blusa celeste y una falda alargada, trataba de sostener a un niño; vi cuando ese niño se desprendió de ella y un auto velozmente le arrollaba.
Entonces en una comisaria una familia entera me increpaba palabras soeces; yo no sabia que ocurría en mi declaración solo constaba las preguntas de un oficial y la respuesta siempre era la misma: señalando al horizonte decia que todo era veeeeerde"


He investigado lo que a ese extraño hombre le ocurrió, mi conclusión no es más que la falta de matices en sus días.