domingo, 30 de diciembre de 2007

Aquella extranheza de seguir viviendo *

-No se si fue ayer que te trate de explicar lo mismo...
-Si aquel mismo cuento, aquella misma mierda misteriosamente dorada: la extranheza de seguir viviendo...
Han pasado los días y creo que ellos fueron en busca de su nombre, transformando sus vicios, encontrando su muerte; seguro que pocos deben saber de esas reuniones clandestinas en algún castillo inventado, sin murallas y sin castillo. Seguro que son gentes extranhas, de mitos, de manías, de suenhos, de alucinaciones, de realidad, de principio y muerte. Lo cierto es que todo esto, es como creerse un cuento en medio de una ciudad invisible, de la misma forma que escuchar un cuento por que llega la noche y con ella el suenho y a su lado la masgestuosidad de seres fantásticos y leerlo porque es el deber del cuentacuentos.
(recuerdo cuando era panchita la que leía en un pobre castellano el clásico perpetuo de caperucita haciendo puercadas con tres sujetos rechonchos, por mi parte de ello sólo queda el recuerdo de mi primer amor la triste panchita y del cuento sólo saque ese andar por bosques en busca de caperucitas y atuendos color ámbar que me resalte el inicio de esa parte que es mi perdición, por otro lado me reafirmo en que los lobos no son de mi agrado).
Volviendo a esas extranhas gentes, que han sido impercibibles desde los tiempos de alguna civilización, siendo atisbo de toda contradicción y con ella su fe en la irrealidad; pero como creer que su invisibilidad se debe a lo extravagante de su atuendo, como la coca cola en un desierto, como el político que sólo es delatado por su silencio; hay algo de enigmático que trasciende a toda explicación.
Sin embargo algunos fueron más allá y cuentan que cierto viejecillo trato de hacer una descripción detallada de sus vicios, sus suenhos, sus manías, realidades y hasta de sus miedos; unos anhos más tarde dichas afirmaciones que contaban con el respaldo de dos publicaciones oficiales por parte del fondo editorial del congreso de la república, fueron objeto de entredicho desde la misma asamblea de académicos en que fuera por primera vez presentada, fue cuando un sujeto poco conocido y que ahora figura como héroe en los libros de historia; negara dichas teorías; usando un par de monosílabos; la muerte de dicho viejecillo fue inobjetable; en vano trato de reinvindicar alguna de sus teorías; hasta que muriera en su apartamento de la calle Fuencarral, musitando palabras que quizás sean la clave a la verdadera intención en las teorías de innombrable viejezuelo.
En fin, que si esas extranhas gentes fueron en busca de historias o poblando islillas en octavos continentes o que si están envueltos por una leve bruma que los hacía invisibles, quien lo sabe... sino una extranha melodía que de vez en vez suena en mi continente, quien sabe sino una extranha corazonada... Quizás tan sólo nos diferencie el tajo de un mar que quiere ser río y así algun lejano día desechar la leve bruma que me hace imperceptible de una orilla a otra y así acabe el misterio.
Como te entiendo y luego me explico, sin dejar que te caiga una lágrima y que una mueca extranha termine por contarme otra historia.


*La redacción responde a Lisboa tierra de Fernando Pessoa... ¿y quien es él?
un extranho de grandes castillos.