viernes, 31 de octubre de 2008

Pruebas con L.S.D.

Hoy quiero escribirme tanto, que me gaste todo…
Ir tan rápido, como en un bólido enfurecido, no poder atrapar las tildes, saber que las tes, las efes, las os las elles y otra vez las putas osss, sobrepasan; que son más que frases que viajan en un tren de alta velocidad, y que las siento todas pero no las puedo detener, fluyen pero no se estacionan en éste escribir. Como esas historias que corren los 100 metros, tan veloces como el jamaiquino que batió el record mundial, así como yo batiré el record en gastarme, en ponerme a prueba. Y nadie sabe para que.
En algún lugar sobre las montañas, ahí parece que el mundo gira a mas revoluciones, parece que el mundo se cansa de girar sobre su eje, y que no quiere mas ejes, ni libros que le digan que hacer, ni facultades de geografía que le digan donde archivar sus fotografías, que será de ese mundo…
Yo le he puesto fecha de caducidad porque sino caería en la ruina, el ahora, los días, ese mundo finitamente extraño, precisa de enloquecer contigo a mi lado, así pues, que sean finitos estos días, que no te veo reverenda hija de los manzanos, que no te toco como a una rica cumbia inspiradora, que no te hago el amor con superávit; pero si infinita la posibilidad de un gasto gratuito, sin lecciones y malgastando esté misil.
Revelador como un carrete Kodak de 15 lucas.
Son esos mis días de escaparme por la ventana de este piso que esta en un cuarto, sin ascensor, sin escaleras, ni puertas y dejarme ahí, colgado en la inmensidad…
Es también esa puta racionalidad que se atreve a poner fechas de caducidad, que sería de este practicante sin ese poquito racional, que sería de él, en un cuarto piso sin ascensor, ni escaleras, ni puerta y practicando con L.S.D.
Como ayer, hoy quise tantas cosas que te partí en tres.

martes, 7 de octubre de 2008

Leit motiv

I
Sí, todo gira. De lunes a ocho y media, a otro de diez menos cuarto, existe lo que hay en nuestros sueños y todo lo demás a partir del ruido que despierta.
Gira la rueda igual que la noche, giran las horas para convertirse en números distintos del calendario, que a su vez giran para convertirse en meses, en canas y en cansancio, todo en función de la muerte que existirá algún día de mes y año exacto, esa muerte que increíblemente también gira.

II
Un día gris, no tiene posibilidades de ser amarillo, ni azul o lluvia que lo encienda y ruido que atemorice.
Ese día no debes sacar cuentas, no importa las manzanas que no existen para darles mordiscos, no interesa si no pagaste el gas que calienta el agua que riega tu cuerpo, y sobre todo no debes recordar días perdices.
Un día como esos, en que el aire te asfixia, los pasos pesan y las palabras dan miedo, salí a ninguna parte y al regresar, empujar la puerta, envolverme en sabanas y ahogar los ojos, pensé en lo bien que se siente no estar o ir a ninguna parte.

III
Pensar que pertenecemos a palabras y que poco nos las tomamos en serio, pensar que pertenezco a las letras de ingeniero aeroespacial y otras a la de marido leal.
Cuantas palabras he escrito, cuantas promesas han viajado con ellas, me pregunto si fueron suficientes las conjunciones y preposiciones; sin ellas que significa los infinitivos. Como voces idas, sin conexión.
Que poco he aprendido del lenguaje oral, he preferido el estanco de palabras pensadas, ahí, postradas en una hoja en blanco, lo que me obligara un día cualquiera a verlas podrir o esperar un milagro.