martes, 7 de octubre de 2008

Leit motiv

I
Sí, todo gira. De lunes a ocho y media, a otro de diez menos cuarto, existe lo que hay en nuestros sueños y todo lo demás a partir del ruido que despierta.
Gira la rueda igual que la noche, giran las horas para convertirse en números distintos del calendario, que a su vez giran para convertirse en meses, en canas y en cansancio, todo en función de la muerte que existirá algún día de mes y año exacto, esa muerte que increíblemente también gira.

II
Un día gris, no tiene posibilidades de ser amarillo, ni azul o lluvia que lo encienda y ruido que atemorice.
Ese día no debes sacar cuentas, no importa las manzanas que no existen para darles mordiscos, no interesa si no pagaste el gas que calienta el agua que riega tu cuerpo, y sobre todo no debes recordar días perdices.
Un día como esos, en que el aire te asfixia, los pasos pesan y las palabras dan miedo, salí a ninguna parte y al regresar, empujar la puerta, envolverme en sabanas y ahogar los ojos, pensé en lo bien que se siente no estar o ir a ninguna parte.

III
Pensar que pertenecemos a palabras y que poco nos las tomamos en serio, pensar que pertenezco a las letras de ingeniero aeroespacial y otras a la de marido leal.
Cuantas palabras he escrito, cuantas promesas han viajado con ellas, me pregunto si fueron suficientes las conjunciones y preposiciones; sin ellas que significa los infinitivos. Como voces idas, sin conexión.
Que poco he aprendido del lenguaje oral, he preferido el estanco de palabras pensadas, ahí, postradas en una hoja en blanco, lo que me obligara un día cualquiera a verlas podrir o esperar un milagro.