martes, 2 de setiembre de 2008

La razón insuficiente

No sé cuanto de nuestro tiempo hemos dedicado a perdernos en la nada, no sé si lo sabemos hacer, no sé si te atreves a vaciarte en forma y contenido.
Acá empiezo a redactar un retazo más de los días de Frutango y su constante atracción por lo absurdo.
Frutango andaba surcando los diecinueve años, en ese momento se trataba de explicar algún alcance racional que le permita comprender su extraña naturaleza, como todo buenparido a sus casi veinte abriles, vivía conflictuado por eso de los distintos cambios sicológicos que se atraviesa a esa edad y largo etcétera, sin embargo cuando le preguntaban cual era el sin-sentido de todo ello, el sin titubear decía que sí vivía saludablemente era porque lo hacia asistido por una bomba de oxigeno, que para él significaba andar queriendo a mujeres desconocidas, su bomba al parecer era una de nitrógeno y quizás el principio de su condena.
El buen Frutango, si revisan los archivos es un tipo peculiar a pesar de haber asistido a todas las citas con las maneras de ser made in socialmentecorrectas, a pesar de ello, los resultados finales no eran los esperados. Si bien había celebrado su primer año con una fiesta socialmente correcta, la política de Frutango aquel día fue la de intentar quitarse la vida, o aquella otra cuando asistió por primera vez a la escuela, esa vez aparco, literalmente, en el área de estacionamiento y no se quiso mover de allí hasta que sus madre vino literalmente a desaparcarlo.
En algún tiempo Frutango y sus etéreos años de universidad, habian escogido por carrera una que le permita la perdida de tiempo en su máxima expresión, estudiaba medicina por una cuestión de poca importancia ante la necesidad de salvar vidas y más aún - lo decía Frutango- si se toma en cuenta la equidad valorativa del significante, un vaso de agua en el sur y un fármaco antipsicótico en el norte. De ese tiempo vegetativo, son los años gozosos de Frutango que se enamoró perdidamente de cuanta mujer desconocía; claro esta con un lapso de tiempo prudente para idealizarla con los ojos- intentar su abordo con los labios- desilusionarse con sus gestos- y llegar al desamor absoluto con copas reiterativas en bares perdidos. A todo esto si Frutango había descubierto algo involuntario, eso era su cruel proceso de amor y desamor en dosis parecidas, a pesar de ello la única esperanza que lo alimentaba, si podemos llamarla así, era poder levantarse al día siguiente y volver a enamorarse de su indéntica desconocida. No entiendo como Frutango podía querer a tal estilo, sus maneras eran ilógicas y desmedidas, pero es verdad que cada historia tenía su peculiaridad pero además un artículo en común.
Frutango no se repitió ni una sola vez, no lo hizo por dignidad e indolencia a cada circunstancia vivida con sus amantes, sin embargo sospecho que una mujer desconocida, pasa por querer a la misma repetidas veces. No saben cuanto me gustaría saber algo más sobre el querer del buen Frutango o el principio de su condena.