jueves, 8 de marzo de 2007

El Aire

Cuando piensas que los días, son el mismo sol, la misma lluvia, deberías dormir más...
o imaginar que aquel foto-diario: sol, lluvia y en medio tú inmensidad, no es otra cosa que una cortina de humo ante tú gran escena.
Esa cortina de humo que esconde verdaderas intenciones en un lugar posible, del mismo nombre, tuyo como la verdad.
Una cortina, que te permite de la manera mas segura dudar tú existencia, un humo que te sugiere ser viento; como si emprendieras un rumbo distante a tú historia, conociendo tú olvido y hasta que aquella mañana, te ves en la estación esperando nada, perdido en el final de los tiempos.
Pero ¿cuanto de eso eres tú?.
Solo en algunos días de equinoccio, se logra ver la existencia...
y ves, sombras a media luz detrás de aquella cortina, emociones escondidas por los colores de la cotidianidad, la magia de algún tiempo mejor, que yace ahí, en el refugio de la gloria, de esa que confabula una noche equinoccial y el preciso instante en que las cortinas abren paso a un secreto amanecer.
Son grandes escenas donde los mitos son eso y algo más.
- ¿inexplicables?.
- ...Algo más.
.
(Cuanto más de arquitectura le pregunte a mi gato, el respondió lo necesario para cubrir tú tierra, cuanto es necesario-alegue- hasta que te cubra las narices, murió el gato.)