martes, 1 de mayo de 2007

Ausencia extra

El extraño llega sin previo aviso, nunca viste tú mejor combinación, reincide con lo menos apropiado para esta extraña ocasión.
Por que el peor individuo no se dio por notificado de cuando aquellas manos tersas se deslizaron compulsivamente por el cuello más amado y de tanto amor un hilo de sangre más allá de tus venas, se mezclo con esa rabia.
Cada paso torpemente ejecutado, haberla amado hasta la locura total de su muerte, pensar que jamas volverás tras ese aroma en celo, una noche agitada y del otro lado una noche perfecta de cielo rojo tristemente nublado, tú pensando del lado de esa ventana por primera vez en un futuro de espanto, no por pudrirte tras unas rejas, tan solo por no pudrirte junto a ella, mientras la habitación sembrada de azulejos, se riega con la sangre que quizás sea de tú propia muerte.
Te acercas sigilosamente para volver en seguida sobre ella, la posees con la mayor delicadeza, sin duda la amas, sin duda la odias pero que traerá su ausencia...
Es la última vez que la veras y como siempre, estas dispuesto a fotografiar tus cadáveres, un destello anucia la partida, has terminado con lagrimas en los ojos.
Más tarde en una exposición fotográfica, después de tú muerte:

( para la foto)

tan ella de párpados congelados, tan tú imaginando el perdón de tus excesos.