viernes, 3 de agosto de 2007

Inutilidad

Aquella inutilidad para el desempeño de cualquier oficio gozaba de muy buena fama; la torpeza no es algo que se hereda son testigos mis padres que padecen de multioficios; yo diría más bien que es una extraña cualidad para perder contacto con ese mundo objeto que desde sus inicios busca engatusarte. Si hacemos un poco de memoria, todo empieza con manualidades, y no me refiero a manualidades onanistas, que son las únicas que practique, sino aquellas que se jactan de útiles, como son los rompecabezas, el play - go, cortar dibujos con tijera y demás variaciones, que con el tiempo son la mejor manera de vislumbrar al futuro orfebre, al próximo albañil o al estilista del jirón de la unión, por lo menos sigue siendo así en el pueblo donde crecí, de ahí en adelante y en forma progresiva no se precisa adivinar el futuro para saber lo que aguarda: mucha mano de obra barata.
Fue mi familia los primeros en reparar aquel hostil contacto que tendría con los objetos y en la medida que iba creciendo, los mandatos dirigidos hacia mi, decrecían, es cierto que con gran remordimiento por parte de mis progenitores, no los culpo eramos una familia pobre y había que cuidar los enceres, puesto que mi inutilidad no permitía ningún descuido, había que entretenerme en la planicie del un patio desolado pero que con el tiempo se convirtió en un lugar de descubrimientos, un poco más tarde mis padres se sintieron alarmados de preferir ese lugar de supuesto castigo como mi favorito, y hasta creyeron haber hecho el peor de los males al haberme aislado lejos de la vida objeto, pero no tardaron en reponerme a mismo lugar, insisto eramos una familia pobre y no es que fuese travieso simplemente era inútil.
No recuerdo en que momento, todo esto que les cuento paso a formar parte de mi conciencia, lo cierto es que descubrí la forma de interrelacionarme con mi medio, lo mio no son los objetos, ni ir al grano, ni tener síntesis y ser objetivo en mis pensamientos, esa configuración no figura en mis conceptos; por más que mis padres hayan tenido remordiminetos el tiempo les dio la razón; mis fijaciones mas bien van por el mundo inmanente, el que no se ve, el que se siente, el que como verdadero sujeto estoy obligado a subjetivizarlo, no hay misterio, mis potencialidades decrecen cuando son acciones concretas para las que pretenden hacerme útil.
Lo mio pasa por aquella inutilidad de verte sonreír...