lunes, 20 de noviembre de 2006

Aderezando un buen hábito


El nuevo cambio de rutina a transgredido mis hábitos, es algo así como irse de vacaciones y darse con la sorpresa que la abuela, hasta ese momento desconocida a cambiado todo, por lo menos para el despistado nieto que aun cree estar en su casa; solo que en este caso ya no esta ni la concha tú abuela que te salve; es entonces que solo te queda a ti y tus malos hábitos, darle el giro que hace tiempo estabas esperando, (esto sirve de justificación al cambio de estación), por eso me atrevo a decir que estoy en proceso de adaptación, en ese caso no hay muchos reproches. Empecemos con el horario, y su peligrosa obsesión por cambiar las mañanas vespertinas, inhalando aire puro como bien lo sugería el buen Dante, por las inacabables y suaves caricias de Morfeo... (ello lo justifico con las 6 horas de diferencia), hasta que se hace demasiado tarde, es casi medio día y un nuevo habito hace su aparición... pero sigamos con las noches que fue allí donde disfrute los nuevos hábitos, eternas conversaciones con ella, contigo y niguem, no hace falta que diga conversaciones no es cierto? Solo basta lo siguiente: Una bienvenida del sequito Español... que ya le toco ser olvidada. Ahora mas bien es todo como lo había imaginado, cerca de alguna universidad, en un piso como el espacio de un baño peruano, solo que en la ducha queda mi habitación, un lujo podríamos decir, por lo que les resta a los demás y el ingrediente perfecto, tan solo como Romeo sin su Julieta .
Después de esa breve descripción del día y la noche, algo así como el Yin Yan, puesto que no hay espacio para combinaciones grisáceas, no existe madrugada en mis días y peor aun mañanas soleadas, hay solo un lento atardecer y después la enigmática noche en que me fumo un cigarrillo escuchando a boB y su "blonde on blonde"... después duermo el sueño de los dioses y en ese instante suena el chirineo de mi inservible celular, que en lugar de ello se convirtió en mi útil despertador, el pobre debe sentirse muy contento de su nueva misión, entonces nada de sorpresas, son las horas que imagino, pero no es solo eso, también es la hora de almorzar y quien hace dichos menjunjes, pues mi otro nuevo hábito y yo; pero eso, es otra historia... mejor los dejo con un bocadillo que provoco dicho hábito.


La Receta

Ingredientes
32 Kilos de carne de mamífero tierno.
4 Ajos para intimidar a la víctima.
3 Ramas de hierbamala.
Jengibre de las Huaringas
1 Taza de miel – da mejor se es disuelta.
1 Ajete por si los ajos se hacen insuficientes
1 Jarra de vino blanco (eso a criterio de cada quien, yo adoro la carne blanca)
sal y pimienta al gusto
No olviden el cuchillo.

Preparación
Es una receta que requiere premeditación más no improvisar a lo fast food, te puede costar muchos lamentos. Primero hay que sentirse todo un carnicero, puesto que después del primer golpe, te quedará indefenso y no olvides que lo cortaras en filetes (por eso lo de tierno) tan finos como puedas. Luego deben ponerse esos filetes a macerar en salsa de soja, vertiendo la misma sangre del vivíparo, después una cucharada de miel disuelta y jengibre picado, espanta las malas vibras, todo eso durante unas horas (de 6 a 24 valen). Del esqueleto de mamífero, escoge el costillar, de las extremidades, las superiores son igual que los dedos de los espárragos verdes, no olvides siempre los ajos tiernos para darle mayor sabor, todo junto hasta el primer hervor. Recuerden tomar sólo la parte blanda de las extremidades y pelar el ajete. Bien, ahora envuelvan el esqueleto en el filete macerado y rebócenlo en semilla de sesos crudos. Coloquen los dedos en una bandeja untada de aceite y pónganlos al horno previamente calentado a 180º durante 20 minutos girándolos un cuarto cada cinco. Entonces ya debe estar el salpicón de carne tierna de quien en vida fue un buen vecino.

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