domingo, 19 de noviembre de 2006

Un retazo

Eso de llegar con retrazo se ha convertido en un rasgo de su desvirtuada personalidad, casi siempre toma el bus siguiente al calculado, casi siempre uno que otro examen después de lo programado, y casi siempre una excusa aflorando entre sus labios... mucho en verdad se puede decir sobre sus atrasos, en hora buena que no fue mujer!!!.
Entonces producto de sus lecturas atrasadas por aquel mal congénito al retrazo, se le dio por escribir un retrazado manifiesto, que suena al compás de fabula...

La madre del borrego

Muchos huevos flotaban entre océanos.
Caridad Americana manoteaba sus aguas queriendo atraparlos,
días después lanzaba sus redes a fin de abatirlos
y acabada la temporada se relamía amordazando a sus primogénitos deudores.
Caridad no podía mirar a Inocencio sin calcular la ventaja,
ni mirar los bosques sin calcular la leña;
se disfrazaba de los nombres de las más bellas flores para someter a praderas y jardines.
Cierta vez Inocencio acudió a Caridad, abrumado por sus tormentos,
ella se encontraba con siete alumnas de su confianza: Andalucía, York, Kiusiu entre otras. Inocencio temía por genética,
le habían dicho que si habla tendría hambre o si fuma tendría cáncer,
pero aquella vez estaba dispuesto a padecer de cualquiera de los males de moda,
prefería morirse de terrorismo, de colesterol o quizás con depresión;
pero no estaba dispuesto a callar
sabia que debía salir algo de su boca,
que las palabras que se quedan nunca más te esperan
y que no existe lugar donde se aplacen las mismas,
entonces Inocencio se puso frente a Caridad
y enérgico vomitó entre lagrimas.


...Esto solo es un retazo que permita dar reflexión al implacable retrazo, aquel de seguir siendo condescendientes con la barbarie.

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