jueves, 25 de enero de 2007

Un lugar llamado globalia

Salí de casa, caminé, me cruce con personas y llegue a la facultad.
Alejandro Gándara, entro al salón hablo, callo y preguntó:
- Y tú, camisa celeste, cuentame el principio y el final de tú historia.
Yo camisa celeste de jueves, y de amarillo los viernes, le dije que desde hace muchos años: salí de casa, camine, me cruce con personas y llegue a la facultad.
Hubo un tiempo en que las relaciones interpersonales tenían sentido, hoy 2025, nada es lo mismo, no conozco a nadie y cada vez me conosco menos, reduzco mi paseos a meros artefactos utilitarios, que si me falta un boleto, buenos días me da un boleto...gracias; que si tengo prisa permiso... perdón, lo siento (todos desconocidos). Parece que nos hubieran alquilado una vida por un precio insignificante, donde la supresión de palabras permite bajar un credito de menos días; un objeto-sujeto inservible, alquilado para solo hacer bulto.
Y la ciudad, la cambiaron, ahora todas son iguales, hasta con marca registrada generation next, con un denominador común y en mayúsculas CONFUSIÓN, no sé si podría vivir cada media hora, por que cada treinta y un minutos, empiezo de nuevo. Ciudad sucesión de obeliscos, centro ninguno, aquí y donde vayas no existes. Ciudad de Mexico, Lima, Sao Paulo o Madrid, son gemelos como Manhatan, como las torres.
Así es que... salí de casa, caminé, me cruce con personas y llegue a la facultad, cumpliendo al fiel mandato; solo que hasta ahora imaginando distinto.