lunes, 8 de enero de 2007

El insomnio de una noche de invierno *

¡No le pasa a cualquiera! exclamo el Taita, cuando le conté de éste insomnio, que maquilla dos ojos, que sorprende a una taza de café en espera.
Nadie como él para dar un certificado ISO (mne) 9000, sus siete días de trabajo en vela lo comprueban, su frase publicitaria de Todo lo veo, lo acredita.
Tampoco le pasa a cualquiera alentar un insomnio, como aquellos retos infantiles de quien llega hasta las doce para ver La Serie Rosa, pero es que él se refirió como quien lo hace ante una cualidad.
Sin embargo fue su exclamación irónica lo que me despertó después de sesenta y un días, y es que lo note en esa comisura labios-párpados que dibujan la ironía.
He buscando en cuatro horas multiplicadas por dos meses post insomnio la respuesta a su ¡No le pasa a cualquiera!, lo hecho con toda clase de sueños, he recorrido sonámbulo por bibliotecas de entrañables insomnes, he navegado soporiferamente en las 3w, he imaginado un mundo feliz con Benedicto XVI, Dalai Lama y Clark Ken sin pegar un ojo.
Y le he dado una respuesta al insomnio y a su ¡No le pasa a cualquiera!.
Pero ésa es otra historia...

(*) Titulo de la novela de Eduardo Alonso, premio Azorin.