lunes, 15 de enero de 2007

Promises

Como estas brisa del amanecer, bueno el fin de semana estuvo extraño, como todo lo que me suele pasar, insisto bastante para que sea extraño, me gusta pensar que lo és, aunque me mienta, y sean días bastante ordinarios.
Acabo de terminar de ver el documental que me recomendaste Promises, es muy bueno, antes vi una película sobre la pena de muerte, y antes de ello, osea ayer, bebí cerveza, unos 6 botellines, después un wisky bien on the rocks, muchos en realidad, todos on the rocks y termine bien on the rocks, dormí también profundamente on the rocks, todo esto creo que lo hice para emocionarme con las dos películas, quería emocionarme con todo, estaba dispuesto a llorar, cuando bebes estas completamente disponible entre tantas cosas a llorar. Durante la primera película una de las personas con las que vivo, que no entendía nada, me contaba de sus muchas veces que lloro, hablaba de su desesperación que le es necesaria para llorar, yo no quería escucharla porque el buen e iluso Frank Beachum soñador de paraísos y protagonista de True Crimen, en la frialdad de una carcel se estaba despidiendo de su hija a quien nunca más vería sino fuese por el buen oficio de Clint Eastwood, un periodista con alarmante olfato que huele a séptimo sentido, un personaje solitario, desquiciado y mujeriego que me hizo volver a mi; lo de mujeriego también me gusta pensar que es así, pero regresemos al personaje que era más que eso, alguien que se encuentra en la cima de la autodestrucción, al que le da lo mismo vivir que morir, no ofrece resistencia, ni lucha por salir del agujero, casi un típico Cabain solo le faltaba internar una bala en su cerebro.
Es un buen periodista, pero podría ser mejor, de la misma forma en que todos nos repetimos lo buenos profesionales que pudimos ser, pero nadie se explica que fue lo que te llevo a esa dejadez y terminas creyendo que eres el menos malo. El personaje es muy listo, tanto así que sus compañeros piensan que es una piltrafa, sus amantes igual pero lo disfrutan, su esposa no sabe que hacer con él, sólo su jefe parece seguir creyendo en él. Toda su vida y sus actos dirían que está abocado al más absoluto fracaso, pero algo en la historia de ese condenado a muerte, le dice que no debe ser así y como buena industria Hollywood hay un final de perdiz, escribe un libro y va ganar el Pulitzer y por supuesto salva a Frank de la irrazonable pena de muerte y todos felices menos yo que me preparaba para ver algo más real, Promises. No puede llorar como lo pretendía, solo pensé y pensé tanto que pienso que el licor ya no cumple funciones que siempre le atribuía.