jueves, 4 de enero de 2007

200...( 6 (intervalo) 7 )

Cualquier ser vivo, que aún se jacte de vivirse (disfrutar el aire con partículas de abundante Co2, pero escaso O y N, (más que vivir)) necesita de algún anuncio, de aquel intervalo de tiempo y reflexión que se transforme en oportunidad y esta en esperanza, por ejemplo aquel ultimátum que nos diera algún director de escuela, efecto no volver a mirar a través del escote de una ruborizada profesora de inglés; aquel ultimátum de tú novia después de una laaaarga discusión, efecto ser esa persona que ella inocentemente vio en ti.
Ahora voy a lo que me trajo de vuelta...
Muchos días sin escribir yo, él y ninguem; la razón ese intervalo, llamado último mes de año, último cuento para escribir, última entrega de un trabajo, última y única navidad tan ruin, última forma de decirle que la quiero; todo eso y con el excendete emocional que significan esos días, uno termina exhausto, sin ganas de mucho antes y después de noche buena, puesto que mi historia no es huerfana, ni divorciada (ellos podrían odiarla) y aunque no siempre hubo regalos la cercanía a pocos metros de un buen abrazo, suelen ser valorados. En toda ese potaje de sentimientos, uno se desubica y él mas letal de todos hace su aparición, "el último día de un año" y su exigencia de pasarla mejor que bien, y mejor que muy bien y hasta mejor que magnífico, tratando que tenga un lugar en la historia de los que sucedieron, planes, indecisión, angustia y más potajes todo para aquella ficción tan mentirosa que te permita ensayar una nueva oportunidad y esperanza, en que la vida tenga otra ocasión para Ser.
El ensayo de tu mejor baile, de tú mejor beso, de tú mejor trabajo, el falso estreno de nueva vida que seguirá tal cual la mañana siguiente con la única novedad de que todo es primero empezando por tú resaca al estilo vallejiano ...como si alguna resaca de lo sufrido se empozara en el alma..., y hay golpes en la vida y de ebrio tan fuertes que quizás maldigas esa noche vieja empozada de alcohol y de aquel intervalo de tiempo, tan humano que permita darnos un respiro a tan agitada vida, un suspiro a tanta incertidumbre; esa fragmentación que permite recargar nuestros días y hacer frente a una verdad infalible, la de la prolongación de un tiempo que lo único que realmente sabe es pasar.