Fue el siete de diciembre, y su animo festivo el que usualmente anunciaba el ultimo de los 12 treinta días y la primera Navidad de cada año. Todo empezaba con un levanten copas, apunten y adentro garganta profunda, barril sin fondo; algo más tarde un gran banquete y acto seguido un ocho de diciembre con resaca, casi queriendo ser un nueve. Fueron tiempos de abundancia y poca fe, como le diría Frutango y Manolete.
Por estos atardeceres, le toco a un pésimo comentario ser el que llame a la puerta de un subconsciente navideño, con pesebre, arbolito y un casi parapléjico Papá Noel, resulta que venia conversando con un amigo y este me dijo- ¿sabes en que se parece un sacerdote a una árbol de navidad? - yo en la ciudad Neptuniana respondí que no sabía- y él con tamaña risa que me saco de ciudad Neptuniana y me trajo a ciudad de Madrid dijo- se parecen en que los dos tienen las bolas por las huevas.
Y así con un día atraso a lo habitual, el ocho de diciembre me anunciaba la Navidad; es lógico que en seguida añore un siete de diciembre, con su levanten copas a la voz de Alghieri; sin embargo una vez que mis lóbulos parietales toman conocimiento real de este fenómeno navideño para bien o para mal, parece que todo acto por más simple que fuese, se encarga de repetírlo y ya ni ciudad Neptuniana logra atraparme entre sus piernas; todo me anuncia el nacimiento de Chucho, verbigracia vi un aviso que decía "no incluye baterías" y cual reflejo neurotransmisor como foquitos navideños, que casi nunca se encienden, lo asociaba con Navidad, alegando el negocio que resultaba vender regalos sin baterías. Después entre a casa y Rafo Ráez no había parado de repetírmelo desde el primero al siete de diciembre, con aquella canción de un muchacho que cuenta su sueño de borracho "...baje al patio y pude ver cuatro renos y un trineo...".
Pobre de Manolote y Frutango dejaron de ser insomnes por armar el mejor nacimiento!! para padecer de peores males con la plena seguridad que en lo que hagan no precisamente sean los mejores.
ahi les va otra historia. http://www.youtube.com/watch?v=r2w6COYFFLM
Por estos atardeceres, le toco a un pésimo comentario ser el que llame a la puerta de un subconsciente navideño, con pesebre, arbolito y un casi parapléjico Papá Noel, resulta que venia conversando con un amigo y este me dijo- ¿sabes en que se parece un sacerdote a una árbol de navidad? - yo en la ciudad Neptuniana respondí que no sabía- y él con tamaña risa que me saco de ciudad Neptuniana y me trajo a ciudad de Madrid dijo- se parecen en que los dos tienen las bolas por las huevas.
Y así con un día atraso a lo habitual, el ocho de diciembre me anunciaba la Navidad; es lógico que en seguida añore un siete de diciembre, con su levanten copas a la voz de Alghieri; sin embargo una vez que mis lóbulos parietales toman conocimiento real de este fenómeno navideño para bien o para mal, parece que todo acto por más simple que fuese, se encarga de repetírlo y ya ni ciudad Neptuniana logra atraparme entre sus piernas; todo me anuncia el nacimiento de Chucho, verbigracia vi un aviso que decía "no incluye baterías" y cual reflejo neurotransmisor como foquitos navideños, que casi nunca se encienden, lo asociaba con Navidad, alegando el negocio que resultaba vender regalos sin baterías. Después entre a casa y Rafo Ráez no había parado de repetírmelo desde el primero al siete de diciembre, con aquella canción de un muchacho que cuenta su sueño de borracho "...baje al patio y pude ver cuatro renos y un trineo...".
Pobre de Manolote y Frutango dejaron de ser insomnes por armar el mejor nacimiento!! para padecer de peores males con la plena seguridad que en lo que hagan no precisamente sean los mejores.
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